lunes, 8 de octubre de 2012

Someterse al corazón.

Frenético. Brutal. Imparable. Letal. Mordaz. Había asestado el golpe mortal y ni siquiera me había dado cuenta. Una daga envenenada que clavada en un inocente corazón puede acabar en desastre. Desastre, como una tercera guerra mundial, esa que evitabamos a toda costa sin saber que estaba por venir, por venir porque de nuevo sus labios habían probado los míos y yo me sentía como aquella vegetariana que desea el trozo de carne más suculento del mercado y debe conformase con el puerro más fresco del puesto de verduras. Nadie podría entenderlo o no quería que nadie lo entendiese, ni siquiera yo, que seguía pensando en las noches que podría tener a su lado y odiandome por ello, una y otra vez.

Los tratos tratos son. Hace más de cinco meses que salgo con ella, hace más de cinco meses que finjo salir con aquel joven official que cree haberme robado el corazón. Dulce como el azúcar, el caramelo que debería desear y es la tapadera más perfecta de todos los tiempos. Celeste decía que todo iba a funcionar, más yo cuando movía sus labios sólo podía pensar en catarlos. No soportaba un segundo lejos de ella y me destrozo pensando con quien podría estar. Mi vida a su lado se asemeja a un peligrosos delirio moral que me llevará a llacer bajo tierra antes de tiempo. Sus ojos azules se han convertido en la única droga que necesito para sentirme viva, sólo quiero que me mire, sólo quiero que observe como me estoy muriendo por ella, por el pecado capital. 

¿Qué hace una princesa cuando se enamora de su doncella? Probablemente echar a correr. No puedo correr porque me ha atado de pies y manos. No puedo correr porque me da tanto miedo que temo hacerme más daño. No puedo alejarme porque perdería lo único que me ha proporcionado placer en la vida, amarla. Porque mi corazón aterrado susurra su nombre cuando está y cuando no. Es la última hoja en el otoño, el último soplo del sol en verano, la nieve en invierno y las flores de primavera, lo que da sentido, a cada estación, a mi vida, una vida que ya no puede llamarse vida.

4 comentarios:

  1. andrea es genial!! vales mucho!! me ha encantado tu primera entrada!

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  2. Per què no m'ha sorprès el clip d'audio del teu perfil? ;)

    Aquest text és valent, perque sembla que avuí dia la llibertat sexual és un tema molt conceptual però que mai surt de la boca per anar a parar a la pell. I té molt mèrit perque tambè existeix el clichè de que tan sols pot parlar-ne qui ho ha viscut, quan en realitat la llibertat sexual, o en aquest cas la manca d'aquesta, es pot viure de mil formes diferents.

    Un gran inici.

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    1. Jajaja (;

      Lo bonic de tot això es que costa que el món arribi a entendere que primer t'has d'enamorar de tu mateix. Després d'això tot sembla que funciona d'un altre manera. Apendre a estimar lluny de etiquetes, enamorarte de la persona, no del sexe. De lo que t'agrada d'ella, de lo que no, de lo que podeu fer junts de lo que heu d'apendre. La cosa es saber estimar, lo demés ve rodat.

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